El Malecón de la Habana es una avenida larguisima junto al mar que les encanta a los cubanos pasear por ella o sentarse en el muro a charlar. Nosotros vivíamos en un pueblo llamado Güira de Melena y para llegar a La Habana (a unos 40 km) los fines de semana negociabamos con algún cubano para que nos llevara en su coche. Una vez quedamos con un cubano que nos llevó a La Habana que si le necesitabamos para volver le llamaríamos por teléfono. Así fue, pero nos dijo que si podía ir su hermano porque el estaba algo chispado, se ve que con los pocos pesos que le dimos se dio una pequeña juerga. A la vuelta también fue curioso porque dentro del coche, se le estropearon las luces. Si ponía las luces de cruce, no funcionaban las del cuadro de mandos, y si funcionaban estas las de cruce no. El cubano prefería ir con las del cuadro de mandos y nosotros circulando por la carretera a la luz de la luna, y adelantando a ciclistas en plena oscuridad. Al final nos hizo caso y cambió a las de cruce.
Las casas que dan al Malecon son viejas y las fachadas tienen cada una un color diferente que las caracteriza. En el Malecon puedes conocer a muchos cubanos, se te acercan y te dan conversación de cualquier tema que les propongas. El nivel cultural es alto ya que la educación es gratuita. Encontre cubanos que me cambiaban las zapatillas que llevaba por cajas de puros, otro me daba un hilo de pescar en el muro del Malecon para que se lo sostuviera mientras iba a no se donde, pero era el hilo de pescar y el anzuelo, sin gusano ni nada, al verlo no se lo cogí.
Ver el anochecer es muy bonito, nos sentábamos en el muro bebiendo unas cervezas "Cristal" o "Bucanero" y contemplábamos la puesta del sol.
Un día conocimos un cubano que nos dijo de ir a una paladar (casa de un cubano a la que vas a su casa como si fuera un restaurante a comer o cenar y pagas el precio acordado) y fuimos a cenar langosta, estaba riquisima, además eramos tres y pedimos los tres langosta cocinada de modos diferentes Para llegar a esa casa, nos metió por casas del Malecon que era como un laberinto, de una casa pasábamos a otra, luego cruzábamos pasillos de casas interiores, nos metíamos en otra casa, vamos imposible de describir o de localizar si vas solo, lógicamente nos acompañó a salir al terminar la cena.
Como os digo, el Malecon es un muy buen sitio para pasear y conocer cubanos, hay un trozo del Malecon que da enfrente del Castillo del Morro si estáis a las 21:00 podréis oir todos los días el cañonazo que hacen desde allí.
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